Comenzaba el año 1992 cuando la Dirección de Sistemas de Grupo Oasis, de la que mi buen amigo Carlos Lomelí y yo éramos por entonces responsables,  presentó un proyecto de comunicaciones muy ambicioso. Se trataba de conectar en tiempo real, las oficinas del grupo hotelero en Madrid, Houston, Varadero y Cancún mediante enlaces satélite… Este proyecto pretendía, entre otros, objetivos primarios elementales: disponer de las reservas en los hoteles lo más rápidamente posible y agilizar la facturación a los mayoristas disponiendo de los vouchers inmediatamente en cada oficina central. Paralelamente dispondríamos de algunos canales de voz digital que recortaba drásticamente el coste de las llamadas internacionales del grupo, además de permitir algunas interrelaciones entre aplicaciones locales. El proyecto se culminó, gracias a la visión del Presidente (que aprobó la inversión), a principios de 1993. Tras un año de intenso trabajo, una inversión que hoy sería escandalosa y un coste de operación “inmencionable”, el sistema cumplió con sus expectativas.

Poco han cambiado en estos últimos años los sistemas de programación y desarrollo de Aplicaciones: algo más gráficos, con nuevos asistentes, enfocados a objetos o con estándares para intercambio de datos, pero básicamente iguales. Poco se ha avanzado en el hardware. Más velocidad de proceso, mayor seguridad, pantallas planas, menor tamaño y peso de los equipos, incremento de capacidad de almacenaje y algunos nuevos dispositivos para toma de datos…

¡Pero qué diferencia cuando hoy necesitamos hacer algo parecido en el entorno de las comunicaciones!

En mi opinión el CAMBIO tecnológico clave de estos últimos 15 años está en la popularización del uso de Internet y del teléfono móvil, cambiando radicalmente las vías y sistemas de comunicación. Por un lado, la “Madre de todas las Redes”, tan familiar que casi sin ser conscientes de cómo nos permite solicitar reservas y obtener su confirmación en línea, desde casa o desde cualquier otro lugar, para billetes de compañías aéreas, alquiler de un vehículo o alojamiento en cualquier parte del mundo e imprimir la factura a nombre de nuestra empresa en el mismo instante. Y encontrando el hotel o el servicio que necesitemos con unos pocos “clics”, gracias a los buscadores. Por otro lado, las nuevas generaciones de móviles/pdas que permiten acceso a Internet como si se tratasen de pequeños ordenadores. Y ahora ya hablamos del cloud computing o de la Web semántica como si nada, pero ¿hasta dónde hemos avanzado?

Por ejemplo, en un hotel de Punta Cana los recepcionistas digitalizan los vouchers de los clientes en el momento de la llegada y los “suben” a un servidor en Internet que, instantáneamente, genera y envía la correspondiente factura (vía banco, si es necesario) al mayorista que corresponde.

Un ejecutivo se toma una cerveza en Barcelona mientras está reservando un hotel/SPA en Aracena para el próximo fin de semana. Como está utilizando su móvil/PDA, decide pagar la misma y confirmarla inmediatamente. En unos minutos ya está lista la sorpresa para su pareja.

Una cadena hotelera española gestiona sus encuestas de satisfacción de sus clientes tras el retorno a sus respectivos hogares, a través del correo electrónico o desde su Web. Los resultados se gestionan en el sistema de calidad del grupo y parte de la información puede pasar a formar parte de la ficha del cliente, disponible en cualquiera de sus establecimientos.

La oficina de una compañía aérea en Phuket se comunica con el resto de oficinas a nivel mundial y con su central en Houston utilizando sistemas de “voz a través de IP” (VoIP). La misma compañía permite que la selección de asiento en sus aviones o el check-in (impresión de tarjeta de embarque incluida) para cualquiera de sus vuelos, se pueda realizar desde casa por el propio pasajero.

Un informático pasea por la sierra de Madrid, cuando su móvil le avisa de que ha habido una incidencia en un servidor. El técnico se conecta y revisa el problema detectando que se trata de algo sencillo. Reinicia dos servicios bloqueados y sigue paseando con sus hijos. Una guardia movida…

En el lobby de un hotel de Madrid, los usuarios de dispositivos “bluetooth” pueden recibir las ofertas instantáneas del SPA con códigos de descuento. También pueden ser informados del menú del día en el restaurante…

El gestor de una pequeña cadena hotelera mallorquina ha creado una comunidad virtual (también conocida como red social) con cientos de afiliados en todo el mundo, en la que se recogen los comentarios y opiniones, junto con la promoción de determinados eventos. Esto le permite estar en contacto permanente con muchos de sus clientes y amigos.

Me puedo pasar así varias horas y recogería cientos de ejemplos, tan reales como los anteriores, de las aplicaciones que estamos utilizando, no siempre conscientemente, basadas en tecnología móvil y en Internet. Muchos de vosotros conocéis miles de ellas, porque las estáis diseñando y creando en estos mismos instantes. Y hasta aquí está claro pero, ¿qué nos depararán los próximos 15 años?

Todavía recuerdo con orgullo, cuando el Presidente subía a su despacho de Madrid y en su ordenador podía ver los consumos “casi instantáneos” de los puntos de venta de algún hotel en Cancún… aunque lo cierto es que me recuerda un poco a la comedia “Aquellos chalados en sus locos cacharros” (o “Cómo volé de Londres a París en 25 horas y 11 minutos”).