Muchos de los grandes descubrimientos de la historia se han producido al azar. Con el artilugio ideado por José Toledo ocurrió así. Por casualidad descubrió una forma de acabar con la piratería en los cines. Ha patentado el invento con el nombre de Karina Anticopia y, a pesar de haber demostrado su eficacia, nadie de la industria del cine se ha interesado por él. Hace ya tres años, el 23 de junio de 2004, José Toledo andaba trasteando con su nueva cámara de vídeo. En unos días se celebraba la boda de Karina, la hija de una amiga suya, y quería grabar el acontecimiento. Toledo era propietario del cine Lope de Vega, en Calahorra. Mientras grababa en el salón de su casa, estuvo manipulando el mando a distancia de su televisor. Cuando quiso reproducir el vídeo en la tele se dio cuenta de que en las imágenes aparecía de vez en cuando una luz parpadeante. Era el infrarrojo del mando. Toledo no gritó ¡eureka! Pero enseguida pensó en las muchas posibilidades que tenía su hallazgo: mala suerte para los piratas!!
Al día siguiente, con cuatro mandos a distancia unidos con celo se fue al cine, puso el cachivache tras la pantalla y la cámara de vídeo en el patio de butacas. Comprobó que la cámara volvía a registrar esas luces. Inmediatamente llamó a un amigo suyo, José Rada, con más conocimientos técnicos que él, para afinar el invento. El 29 de junio, una semana después, registraban Karina en la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Con el número P200402117, aparece este sistema perturbador de vídeo y fotografía. En los antecedentes de la solicitud se explica cómo las copias piratas que se graban mediante cámaras de vídeo dentro de los cines están haciendo mucho daño a la industria. Karina podría con ellas. Los rayos infrarrojos no son visibles para el ojo humano pero sí para el objetivo de la cámara.
El panel con varios diodos que emiten luz infrarroja, colocado tras la pantalla del cine, haría que las grabaciones piratas recogieran también estas molestas señales, torpedeando la grabación ilegal, al llenar la imagen de parpadeos. El panel puede conformarse con led que emiten en diferentes longitudes de onda para fastidiar a cualquier modelo de cámara. Además, permitiría formar mensajes, con el logo de la productora, por ejemplo, o avisos contra la piratería.
Karina también vale para reventar los intentos de grabaciones de conciertos y otros espectáculos en vivo. El sistema se puede complicar conectándolo con una central. De esta manera se podrían centralizar los datos y saber en qué cine se ha realizado la grabación que circula por la red.
«Cómo es posible que nadie se haya dado cuenta antes«, se decía José Toledo camino de la oficina de patentes. Toledo se las prometía muy felices. Como exhibidor, conoce cómo está afectando Internet y el «top manta» al cine. Según estimaciones del sector, entre el 60% y el 65% de la recaudación de una película se obtiene en los dos fines de semana siguientes a su estreno. Pero las cifras bajan si ya el mismo día del estreno aparecen copias en Internet, reventando la expectación generada. Por eso, Toledo pensaba que Karina sería recibida con alegría por la industria. Sin embargo, han pasado tres años y nadie se ha interesado en serio por el invento.
Este apasionado del cine ha llamado a todas las puertas sin suerte. Ha ido al ICO, a varias productoras, como Sony o Warner, a la patronal de los cines. Hizo una demostración al productor Enrique Cerezo, consiguió que una copia de la patente llegara a manos de la ministra Carmen Calvo el año pasado, informó a la SGAE… «Hasta hablé con la secretaria de Santiago Segura«, recuerda. Pero sólo una empresa de Palo Alto, zona de California donde están radicadas algunas de las compañías tecnológicas más punteras, se ha interesado por Karina. «Pero nos quieren comprar la máquina, no la patente«, explica Toledo. Yo le recomiendo que se la venda a buen precio y mantenga la patente…
Vía El Mundo
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